
Columnas de basalto en Giant’s Causeway, pueblo costero de Portrush, Jurassic Park – Monaghan ’25
¡Continua la aventura por Irlanda en el curso de inglés en Monaghan! Estos días, nuestros #scholers han visitado lugares increíbles como Giant’s Causeway, con sus famosas columnas de basalto que parecen hechas a mano, y el encantador pueblo costero de Portrush, donde disfrutaron de un parque de atracciones, paseos por la playa y momentos de convivencia sin móviles. Nuestra monitora Marina nos cuenta que también han disfrutado de actividades en la ciudad como una tarde de cine ¡la peli elegida fue Jurassic Park! Y el domingo pasaron el día en familia 🙂 Aunque el final se acerca, cada día está siendo una oportunidad valiosa para aprender, explorar y crear recuerdos inolvidables.
Esta aventura sigue avanzando y, aunque ya vamos notando que el final se acerca, seguimos sumando historias, empapándonos (a veces literalmente) de Irlanda y viviendo cada día como si fuera el primero.
El viernes arrancó como siempre: desayuno, mochila y colegio. Pero esta vez con un pequeño giro. Fue nuestro último día con John, el profe nativo que nos ha acompañado desde el principio de esta experiencia. La semana que viene daremos la bienvenida a otro profesor que estará con nosotros en esta recta final. Nuevas caras, nuevas formas de aprender… y más oportunidades para soltarse hablando.




Por la tarde tocaba desconectar, y qué mejor que con un plan de cine. Nos fuimos a ver Jurassic Park, una película recién estrenada. Elegir peli con un grupo tan diverso no siempre es fácil, pero esta vez no hubo ni debate: todos salimos encantados. La película fue muy entretenida, con momentos de tensión, risas… y sí, algún que otro susto con los dinosaurios que hizo a más de uno pegar un salto en la butaca. Más de uno salió diciendo que habían sido “las dos horas más cortas de su vida”. Fue una forma genial de cerrar la semana: juntos, viendo una peli con unas palomitas y con muy buen ambiente.
El sábado, en cambio, fue todo lo contrario: excursión al Norte de Irlanda. En cuanto subimos al autobús, modo avión activado y carretera adelante rumbo a uno de los paisajes más impresionantes del viaje: Giant’s Causeway. El paisaje nos recibió con sus famosas columnas de roca con forma de hexágono perfectamente alineadas, como si alguien hubiera estado jugando al Tetris con piedras.









Allí nos contaron una leyenda que da sentido a todo: Finn MacCool, un gigante irlandés, construyó una calzada de piedra para cruzar a Escocia y enfrentarse a otro gigante. Pero cuando vio el tamaño de su rival, entró en pánico. Su mujer, más lista que ninguno, lo disfrazó de bebé y lo metió en una cuna. El escocés, al ver al supuesto “niño”, se asustó tanto que huyó corriendo y destruyó la calzada tras él. Y lo que queda hoy de aquella calzada, lo vimos con nuestros propios ojos. Eso sí, justo al final del recorrido, el cielo decidió unirse al plan y nos soltó una lluvia fina por sorpresa. Nos mojamos un poco, pero como íbamos preparados con chubasqueros, todo quedó en anécdota.






Después de tanta naturaleza, tocaba algo más movido: Portrush, un pueblo costero encantador con parque de atracciones incluido. El cambio de moneda también fue parte de la experiencia: pagar en libras sumó a esa sensación de haber cruzado frontera, aunque solo fuera por unas horas. Allí cada uno encontró su plan: desde los que se subieron a varias atracciones, hasta los que prefirieron pasear por la playa o simplemente disfrutar del paisaje junto al mar. Y como habíamos puesto el modo avión para no arriesgarnos con los datos, los móviles se quedaron guardados. Y la verdad es que se notó. Hubo más conversaciones, más risas y, en general, más tiempo compartido sin distracciones. El viaje de vuelta fue tranquilo (sí que hubo algún mareo…), pero todos regresamos con nuestras host families para cenar, compartir lo vivido durante este día tan intenso y divertido, y descansar.













El domingo fue más casero. Tocaba disfrutar del día con las familias anfitrionas. Algunos salieron a parques o pueblos cercanos, otros hicieron planes más tranquilos en casa… Cada uno vivió el día a su manera, pero todos aprovecharon para conectar y cerrar bien el fin de semana. Y así, casi sin darnos cuenta, arrancamos la última semana. Aún quedan días por delante, con nuevos compañeros, profe nuevo y más momentos por compartir. El grupo está más conectado, más confiado, y con la sensación de que todo esto está pasando rápido… pero está valiendo mucho la pena. Esto es todo por ahora. ¡Os seguimos contando pronto! Un abrazo desde Monaghan, Marina.



